TODAS LAS VISIONES DE LA CRISIS EN SAN ISIDRO Y MÁS EN UNA SOLA REVISTA!



El número especial que deseas para entender desde múltiples visiones lo que sucedió en San Isidro y el Ministerio de Cultura!

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Cuba entra a la década del veinte viviendo una crisis solo superada por el llamado Periodo Especial, ocurrido treinta años atrás. Como mismo nadie en Cuba previó la caída de la Unión Soviética, nadie esperaba lo que iba a suceder en el 2020: un virus paralizó la economía mundial. Si en aquel 1991 la isla perdería alrededor del 85% de sus socios comerciales, hoy el 100% de los socios comerciales vive su recesión más grave del siglo XXI, y, en América Latina, la depresión económica supera en gravedad, a la sufrida en la década del 30 del pasado siglo.

Pero también fue imprevisible lo que aconteció en La Habana durante las dos últimas semanas de este noviembre.

Sin embargo, más que la huelga de hambre iniciada en el barrio habanero de San Isidro, lo impensable fue su desencadenamiento. Los sucesos de Damas 955 no habrían tenido igual relevancia si no hubiera existido un viernes 27 de noviembre frente y dentro del Ministerio de Cultura.

Por primera vez un grupo de artistas al margen de la institucionalidad –con otros oficialmente reconocidos-, irrumpieron en el Ministerio de Cultura exigiendo hablar con un alto funcionario, lograran que este les atendiera, y, mientras dialogaban, afuera, más de cien personas esperaban y presionaban por el resultado de las conversaciones. Por si fuera poco, ese alto funcionario terminó yendo a la televisión nacional para explicar a toda Cuba qué sucedió, qué se acordó y además afirmar que esto era el inicio de un largo diálogo.

Fue evidente cómo estos pasos molestaron a los epígonos. De inmediato, la ultraderecha calificó de traición a los acuerdos del Ministerio de Cultura. A su vez, desde la institución, el discurso comenzó a transitar del diálogo a la simple tolerancia, pasando por el silencio tenso y concluyendo en la ruptura. Cada quien acusó al otro de romper las conversaciones y cada quien, con diferentes métodos, continuó monologando.

Hoy, cuando ya se cumple casi un mes después de la Crisis del Fin de Semana Largo (viernes 27 de noviembre-domingo 29 de noviembre), vemos que todavía, -debido a que las partes continuaron en su zona de confort- no se arroja la suficiente luz sobre los hechos. Las versiones e interpretaciones, mediadas por la censura y el sensacionalismo, producen que quienes intentaron comprender aún les sea difícil hacerse de una idea clara.

Por ello, Comunistas ha compilado un dossier en este número extraordinario, donde recogemos los más importantes documentos y declaraciones emitidas desde el inicio de la huelga de hambre -el 18 de noviembre-, hasta el 15 de diciembre. En realidad, pudiéramos decir que el proceso de crisis política culminó el sábado 5 de diciembre, cuando el Ministerio de Cultura -con la intención de presentar a la sociedad la versión donde él sí continuaba el diálogo-, convocó a aislados jóvenes artistas e intelectuales, para que se reunieran con los directivos de la institución. Sin embargo, debido a que siguieron apareciendo documentos y artículos necesarios, decidimos hacer una especie de Epílogo.

Por todo lo anterior, por la necesidad de información que tiene no solo la sociedad cubana, sino todas aquellas personas interesadas en formar su propio criterio respecto a lo sucedido, aquí está el número extraordinario de La Comuna dedicado a lo que aún muchos no quieren asumir: la crisis política que vivió el país entre las dos últimas semanas de noviembre y los primeros días de diciembre. Para ello, hemos intentado recoger la mayor cantidad posible de documentos, artículos, declaraciones y testimonios posibles (confirmados), provenientes de las más diversas posturas ideológicas. Obviamente, la posición de Comunistas para con estos hechos se manifiesta en esta breve y necesaria introducción, y, principalmente, en nuestra declaración emitida el domingo 29 de noviembre (texto el cual también aparece recogido en esta edición de La Comuna).

 Este número extraordinario lo hemos divido en seis capítulos: Los Días de la Huelga, El Desalojo, La Crisis del Fin de Semana Largo, la Semana de la Ruptura, Epílogo y Visiones de Otras Izquierdas. Dentro de estos hay subcapítulos que no son necesarios explicar.

Por otra parte, aunque sería paternalista “orientarle al público la lectura”, sí le ofrecemos, respetuosamente, una breve explicación de la metodología empleada.

Empecemos diciendo que no estamos contentos con la primera parte del capítulo Los Días de la Huelga. Esta inconformidad se debe a que, aunque se intentó que cada periodo tuviera la mayor variedad de enfoques posibles, hubo momentos donde la visión del Estado no existió y solo tuvimos que echar mano de las publicaciones no oficiales. De esa manera, quien lea este número extraordinario de La Comuna, se percatará que desde el 18 de noviembre hasta el 24 de noviembre no hay una sola nota de un medio oficial, o al menos orientado hacia la línea oficial. Mucho menos la de un funcionario.

Sin embargo, durante ese mismo periodo (18 a 24), debido a que la sociedad civil no es unidimensional, en el capítulo Los Días de la Huelga se recogen posturas las cuales equilibran la información. Paradójicamente, el silencio institucional también ayuda a tener una idea objetiva del escenario: el Estado intentó silenciar la huelga de hambre, y, por tanto, dejó un campo abierto a toda la otra prensa. De este modo, cuando los medios oficiales u orientados por la oficialidad comenzaron a ventilar el asunto, un numeroso grupo de personas ya se habían formado un criterio muy difícil de diluir con los clásicos productos comunicativos empleados por el Gobierno.

Pero el caso más grave sucede con el capítulo La Detención. Respecto al hecho en el cual autoridades cubanas ingresan a la casa donde residían los huelguistas para apresarlos, solamente hay una sintética nota oficial. Quienes no estaban al tanto y solo tuvieron a ese artículo como referencia, si comprendieron algo, fue muy poco. Además, en la noticia dada por los medios oficiales, asombrosamente no se cita a ninguna institución, sino que replican la publicación Razones de Cuba.

En contraste, está la crónica del escritor cubano Carlos Manuel Álvarez quien se encontraba acompañando a las y los huelguistas. La narración, aunque un tanto efectista (y en parte, quizá por ello), logra predisponer positivamente a quien la lee. En buena medida, este texto, junto a los videos presentados por los mismos medios oficiales como Cubadebate, fue uno de los motores que originalmente motivó reunirse frente al Ministerio de Cultura.

El desequilibrio continúa cuando se aborda la jornada del 27 de noviembre y su conclusión del 28. Salvo la intervención especial del compañero viceministro, Fernando Rojas, no logramos encontrar más artículos oficiales que se detuvieran exclusivamente en ese día, el cual, evidentemente ha querido ser olvidado.

En este aspecto, La Comuna llega con una primicia. Por primera vez aparece en público la transcripción de las palabras de Fernando Rojas durante su intervención televisada la noche del sábado 28 de noviembre.

Prácticamente como su contraparte, está la transcripción de las conversaciones dentro del Ministerio de Cultura desde la noche del 27 a la madrugada del 28 de noviembre. El texto, tomado de la página en Facebook del grupo 27N aclara desde su inicio que “el siguiente documento es el resultado de la comparación de las notas tomadas por varias personas que estuvieron presentes y de lo recordado por los participantes”. O sea, existe en esas memorias una predisposición positiva a favorecer las intervenciones del grupo que entró a negociar con Rojas.

El domingo 29 de noviembre apareció en el escenario la controversial Tángana: un acto político en apoyo del socialismo cubano y en contra del Movimiento San Isidro, vindicado por muchos y repudiado por otros tantos. Según fuentes no oficiales, originalmente, quienes planificaron La Tángana fueron jóvenes socialistas que lo hicieran por su cuenta, sin pedirle permiso a ninguna autoridad. Sin embargo, la idea después acabaría tomada por las instituciones políticas. Por demás, el hecho de que apareciera publicitado una y otra vez por la prensa oficial, provocó que muchos vieran en La Tángana otra de las tantas actividades político-culturales planificadas desde las altas instancias. Sin embargo, este es uno de los capítulos más equilibrados que tenemos en el dossier. No solo aparece toda la propaganda al acto de desagravio, sino también las más importantes visiones que hubo desde la sociedad civil al respecto.

La Semana de la Ruptura fue un constante ir y venir de denuncias por supuestos acosos policiales y arrestos. Pusimos uno solo de esos testimonios pues la mayoría de las veces no teníamos cómo contrastar fuentes. En este caso, fue el de Yunior García, joven dramaturgo quien sí tuvo una figura protagónica durante el 27 N. Pero, aunque no hemos podido encontrar un término medio, lo cierto es que, en La Habana, principalmente en el centro de la ciudad, se generó un clima de tensión, en buena medida dado también por una presencia no usual de policías y cuerpos especializados.

Por su parte, Yunior García, a quien prácticamente lo obligaron a no ser salir de casa, más tarde sería invitado al Ministerio de Cultura el 5 de diciembre, para formar parte del público de artistas e intelectuales selectos con el cual dialogaría el alto funcionariado de la cultura. Como ya sabemos, de aquella reunión no salió nada bueno ni malo. Solamente fue un típico encuentro donde la mayoría de las intervenciones terminan siendo catarsis o, buenos análisis, pero nunca se llegan a acuerdos, más allá del compromiso verbal de la dirigencia.

En este caso, no se llegó a acuerdo final alguno, porque la institución no tuvo una contraparte organizada la cual le planteara demandas puntuales sobre las cuales debatir artículo por artículo. Desgraciadamente, quienes llevaban esa propuesta -el grupo de los 30 que debió reunirse el viernes 4 de diciembre-, presentaron un documento el cual sabían de antemano que no se iba a aceptar. Más que pensar en los derechos y necesidades de artistas e intelectuales, se enfocaron en visibilizar las intolerancias de las autoridades culturales para quedar ellos como los marginados e incomprendidos. Se perdió así una oportunidad de diálogo histórica. 

En buena medida, se perdió porque desde ambas partes presionaron y monopolizaron el escenario, los sectores que les interesaba que no prosperara el diálogo, menos aún que llegase a buen término.

Finalizamos el recorrido por los momentos más importantes de estas complejas semanas con un Epílogo el cual no necesita mayor explicación que, el ilustrar fugazmente cuáles han sido los escenarios y posiciones después de la crisis.

Como una especie de anexo a este número extraordinario de La Comuna, se llega a Visiones de Otras Izquierdas. Uno de los principales aspectos que ha caracterizado a Comunistas ha sido su vínculo directo con las luchas por la Revolución Mundial. Debido a ello, y como la lucha de clases es de toda la clase trabajadora, las preocupaciones por la situación cubana no se tardaron en llegar. Así, hemos colectado tres artículos; el primero, contextual, fue originalmente publicado en La Izquierda Diario por la periodista argentina, Elizabeth Yang. El texto es fecha muy reciente: 21 de diciembre, lo cual contrasta con el dossier de artículos cubanos los cuales terminan el día 15 de ese mes. Sin embargo, la óptica desde la cual se enfoca, es una visión ausente en el análisis cubano, y, más allá de encuentros y desencuentros, consideramos que es un artículo el cual nuestro público cubano debe conocer.

Continúa la correspondencia directa que recibimos por parte de nuestro ya amigo y camarada, Jorge Martin, miembro del consejo editorial de la revista América Socialista y la publicación digital marxist.com. En esta ocasión, Martin establece un diálogo crítico con nuestra Declaración sobre algo más que los sucesos de San Isidro. Como verán, es una visión aguda también ausente en los análisis cubanos. Un debate como este es muy necesario hoy en Cuba: genera pensamiento desde la izquierda marxista heterodoxa, y, por tanto, nos fortalece como militantes comunistas.

Lastimosamente, en nuestra sociedad debates como estos han mermado hasta casi fenecer por completo. Lo único que se puede encontrar, muy distantemente similar, son acusaciones y encrespamientos, los cuales terminan siendo desproporcionados y culminan –muchas veces incluso empiezan- desde cuestiones personales.

Por último, presentamos una colaboración que recibimos desde Turquía cuando la crisis apenas comenzaba con el objetivo expreso de ser publicado en lo que habría de ser el número 4 de La Comuna (el cual queda postergado hasta la próxima edición), dedicado al papel del Partido y la caída de la URSS, que se vio interrumpido por lo súbito de los acontecimientos. Aunque pareciera no guardar relación directa con los hechos tratados en este número, el artículo de Armağan Tulunay y Sungur Savran, miembros del consejo editorial de la publicación Marxismo Revolucionario, nos introduce a una cuestión que ha atravesado esta crisis: la defensa de la revolución frente a la restauración capitalista.

La Comuna ha sido, es y será gratis. Lo única solidaridad que solicitamos es que la divulguen.

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