Dólares con el cuño de Fidel

Por: Frank García Hernández 

     Fotos tomadas de Pinterest 


Nuestra economía atraviesa un momento de tensión: quizá se vive el escenario más difícil después del Periodo Especial. Urge, como mismo Fidel lo hiciera, que nos expliquen, con cifras, qué sucede hoy en Cuba.


El grueso de las medidas económicas que entraron en vigor en la  este lunes 20 de julio está siendo obviado por la clase trabajadora de nuestro país. La apertura de las tiendas de compra y venta exclusiva en divisas extranjeras -que por ahora, representa el impacto directo en la economía familiar- hace que “la gente” le dé un valor casi nulo al resto de los decretos. Estos últimos son los que constituyen un verdadero cambio en las políticas económicas del país.
Sin embargo, debido a las reacciones causadas por la apertura de las mencionadas tiendas, es necesario detenerse en ciertos aspectos. 
La mayoría de quienes debaten hoy en las redes sociales defendiendo sus opiniones con un enfoque marxista, no habían nacido cuando se despenalizó la tenencia de divisas, mucho menos cuando se derrumbó la Unión Soviética. A ello se le debe agregar que es más difícil  acceder a la historia reciente de Cuba que a los aparentemente desechados manuales de marxismo-leninismo; los cuales algunos siguen recomendando, quizá por ignorancia, quizá con toda intención.


Este desconocimiento provoca entonces que la implementación de la venta en divisas extranjeras de alimentos, productos de aseo y otras mercancías, le resulte a la mayoría de la juventud cubana un fenómeno económico por completo novedoso. Pero este desconocimiento no asombra. Sorprende, eso sí, que nuestro Gobierno no haya hecho ninguna alusión a cuando en 1993 Fidel despenalizara la tenencia de dólares, y la entrada en función, inmediata de tiendas como las que abrieron sus puertas el pasado lunes, 20 de julio.
Tras haberse desintegrado la URSS el 25 de diciembre de 1991, Cuba vivió su más fuerte shock económico. Después de un gradual, pero ligero decrecimiento en 1990 y 1991, el Producto Interno Bruto se desplomó en 1992 al - 11.6 %. Solamente pudo salirse de los números negativos cuando en 1994 el PIB de la isla aumentó en un casi imperceptible 0.7 % por ciento. Entre las medidas que se implementaron para dinamizar la economía cubana estuvo la legalización de la tenencia de divisas extranjeras, como ya hemos dicho, en 1993.


Las 72 tiendas que hoy funcionan a base de monedas libremente convertibles -establecidas en todo el país el pasado lunes 20 de julio- repiten una fórmula que hace más de veinte años fue aplicada en Cuba. Hoy, las siglas TRD que se leen en las puertas de la mayoría de los mercados, parece solo un sello publicitario. El verdadero significado es Tiendas Recaudadoras de Divisas: se establecieron en 1993 para vender alimentos, productos de aseo y otras mercancías, con la intención de que el Estado obtuviera dólares. La medida funcionó al punto de que en algún momento, las remesas se ubicaron en el tercer ingreso de divisas al país. 
Pero esta vez ya no serán solo los que reciben remesas del extranjero quienes compren en estas polémicas tiendas, sino también esa burguesía con su gran concentración de riqueza: cifra que no es pública, como tampoco se puede saber oficialmente quiénes son sus propietarios. 


Esta minoritaria clase social, por su poder adquisitivo, por su forma de vida y por sus necesidades para continuar expandiendo su capital –el mercado mayorista inicialmente no podrá solucionar esta necesidad- tiene un elevado nivel de consumo que siempre afecta, directa e indirectamente, a la clase trabajadora. Aún más en una economía subdesarrollada como la nuestra e impactada por una crisis económica que, al parecer, solo será superada por el Periodo Especial.
El regreso del dólar al mercado minorista de este país, contrario a 1993, puede causar hoy que la bolsa negra devalúe el peso cubano. Aprovechando la escasez de divisas, los bancos clandestinos venderán la moneda libremente convertible a precios más altos que la tasa cambiaria establecida por el Estado. 


A ello se le sumará que, existiendo ahora un sector privado, este podrá pagar más por las divisas. Y como la burguesía necesita ahora de divisas para comprar en el mercado mayorista, que también será en divisas, los propietarios de negocios o pequeñas y medianas empresas, terminarán acaparando dólares, libras esterlinas, euros: lo necesario para abastecer su “emprendimientos”. Las nuevas TRD estarán cada vez más lejos de la clase trabajadora. 
Es necesario que se hable claro a la sociedad cubana: la economía sí atraviesa un proceso de tensión. 

El turismo tiene coronavirus

Nuestras fronteras cerraron la última semana de marzo. Según la Oficina Nacional de Estadísticas, durante esos siete días de marzo y el mes de abril se perdió un total de 945 mil 376 de turistas extranjeros.  
Tomando como punto final de esta crisis al 1ro de julio, que es cuando se reabrieron las puertas al turismo internacional, y como la ONEI no ha entregado los datos de las pérdidas del turismo internacional en mayo y junio, supongamos entonces, que la cantidad de turistas extranjeros que dejaron de visitar Cuba en mayo y junio, sea la misma cantidad que las pérdidas de la última semana de marzo y el mes de abril.  


Es decir, dupliquemos 945 mil 376 y tendremos entonces que se perdieron en 3 meses y una semana 1millón 890 mil 752 turistas: es decir, la industria del turismo cubano, hasta el 1ro. de julio perdió casi 2millones de clientes extranjeros. Ya sabemos que la cifra real tiene que ser más alta. Lastimosamente aun la ONEI no la ha publicado. 
Por si fuese poco, sabemos también que, para evitar un rebrote de coronavirus, el turismo internacional que recibiremos inicialmente se concentrará nada más en las pequeñas islas del norte de Cuba y en la mitad del balneario de Varadero. A lo que se debe agregar que estas instalaciones hoteleras tendrán disponibles solo el 60% de sus habitaciones. Lo que traduce que, también perderemos todo el turismo de ciudad.

  
Es decir, con 4 millones y medio de turistas y que no se disparasen, ni cayeran los precios en el mercado internacional, el PIB de Cuba crecería este 2020 en solo 1%. Ya hemos visto que, como mínimo, hemos perdido casi 2millones de turistas y además, el Banco Mundial anuncia la crisis económica más grande después de la Segunda Guerra Mundial. O sea, que ni recibimos la cantidad de turistas necesarios y los precios cayeron y se dispararon. No se cumplieron ninguna de las dos principales condiciones con las cuales hubiéramos crecido un triste 1%. 
Con todo este escenario ¿cuál podrá ser este año el PIB? Es algo evidente que caeremos en números negativos: una situación que no se vivía desde 1993. Pero, ¿cuánto: -2%, -3%?
La Cepal, que es una institución objetiva e incluso pudiéramos entender como amiga de Cuba, estima que en el año 2020 el PIB cubano sea de -8%. Desgraciadamente, muy pocas veces, la Cepal se equivoca. 


Quienes decimos estas cifras no somos el enemigo, ni alarmistas: estamos dando a conocer hechos con los cuales hoy estamos viviendo y que necesita saber la clase trabajadora cubana para conocer a qué se enfrenta. Esta crisis no se mide por largas colas para comprar pollo, se mide con esas cifras, que desgraciadamente impactan en la población, la cual desconoce la magnitud de la gravedad de los hechos.
Pero, además, si algo va a impactar negativamente en nuestra crisis es que de los números negativos escapa de nuestro continente solo Guyana, que, dudosamente, crecerá un 44.3 por ciento. El PIB de Argentina se estima que caerá a -10.5, México -9.0 Brasil -9.2, Venezuela -26.0  y la Cepal nunca se ha vendido a los Estados Unidos. No decimos esto como el típico discurso de que miren qué mal se vive afuera: lo decimos porque Cuba está insertada en un mercado con estrechos vínculos con América Latina. 

El necesario e incómodo  Fidel

Para no pocos de los que nacieron después de la caída de la URSS la imagen de Fidel Castro se limita a la del “líder histórico de la Revolución cubana”. Ello explica que muchos jóvenes vean la insistencia de Fidel por construir el socialismo, como la testarudez de un viejo presidente negado a hacer cambios en la isla. 
Contrario a ello, la verdadera obsesión de Fidel fue evitar todo tipo de desigualdad social y su consiguiente impacto en la clase trabajadora. Una política que hoy algunos rechazan con la cínica pregunta –que los ingenuos repiten después-: ¿qué hay de malo en que algunos se hagan ricos?


Este Fidel, el que va más allá de las consignas pintadas en las paredes, el que se guarda en los ejemplares amarillos del Granma en la Biblioteca Nacional o el que es ignorado en la página web que recoge todos sus discursos; ese Fidel necesario es el que incomoda hoy a algunos comunistas. A ellos también va dirigida esta publicación.
Hoy, cuando se vuelve a implementar la venta en divisas de alimentos y productos de aseo, es necesario analizar la perspectiva con la cual Fidel abordó esa medida cuando fue instrumentada por primera vez. 



El escenario actual comparado con el que vivía Cuba en la década de los años noventa del pasado siglo es por completo diferente, pero la forma en que Fidel abordó aquella crisis es la manera que hoy necesita la clase trabajadora. 
Dejamos entonces a la consideración del público lector fragmentos de los discursos que pronunciara el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, entonces Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista de Cuba, a su vez, presidente del Consejo de Estado y además presidente del Consejo de Ministros, a lo largo del Periodo Especial.



“El hecho real tristísimo es que hoy en la Unión Soviética no hay un partido comunista, está fuera de la ley el partido comunista, ha sido disuelto por decreto. El hecho real es que la URSS se ha debilitado extraordinariamente y sufre grandes riesgos de desintegración. (...)
“Esos son los hechos reales. De arroz hasta el 30 de septiembre se ha recibido el 0%, de chícharos el 50%, de aceite vegetal crudo hasta septiembre 30 el 16%, de manteca el 7%, de leche condensada el 11%, de mantequilla el 47%, de carne en conserva el 18%, de leche en polvo el 22%, de pescado fresco y de conserva el 11%. De fertilizantes el 16%, de azufre el 0%; de maderas aserradas, después de reajustada la cifra de 400 000 metros cúbicos a 200 000 metros cúbicos, se ha recibido el 47%. Ya les dije que antes recibíamos más de 500 000”.




“(…)lo que sí es seguro es que lo peor es ahora en 1992.[En 1992 el Producto Interno Bruto cayó a -11,6%].
“Para que tengan una idea, baste decir que cuando comenzamos este año 1991, según los acuerdos comerciales —que ya implicaban una disminución grande del precio del azúcar, porque se disminuyó como en 300 dólares para este año 1991, y a pesar de todo existían una serie de convenios, objetivos industriales que estaban en construcción, algunos créditos— debíamos recibir 3mil 763 millones de dólares en mercancías, ¡tres mil setecientos sesenta y tres millones!, repito, y se han embarcado hasta el 21 de diciembre —esta es la cifra más actual— 1 673 millones. Así que ya se habían disminuido las importaciones tradicionales de la URSS en más de 1 000 millones, y de lo que quedó se han disminuido en 2 mil 100 millones. De modo que si en cierto momento las importaciones de la URSS eran de más de 5 000 millones de dólares, este año descienden a mil 673 millones. ¿Se puede concebir una reducción más drástica? ¿Se puede concebir algo tan drástico, realmente? (…)
“Preparémonos para las peores circunstancias, calculemos las peores circunstancias. Si hacen falta 6 millones y medio de toneladas de combustible o 7 millones, digo: Calculemos a base de 4 millones, pensemos en las peores circunstancias —siempre se lo advierto a los compañeros—, hagamos los peores cálculos.
“El año más difícil —no me atrevería a decir que el único— del Período Especial es el que comienza ahora, 1992. No le podíamos llamar el año del período especial, porque el Período Especial va a durar más de un año; en el Período Especial se fue cayendo y su punto más crítico debe ser en 1992[en 1993 la economía siguió en recesión pero creció de -11,6% a - 11.4 % para en 1994 poder crecer un 0,7%], y como del punto más crítico no se puede bajar más, entonces empezará a remontarse el período especial poco a poco.
“Los saharauitas allá en un desierto pelado, donde no hay ni una mata de hierba, a pesar de ser un país muy pequeño, han estado años y años luchando contra 200.000 soldados marroquíes ayudados por Estados Unidos, y ahí están los saharauitas más fuertes que nunca.
“(…)todo nuestro comercio exterior se dirige hoy a que el país tenga, primero, los alimentos necesarios, el mínimo de combustible necesario, que tenga medicamentos; de ser posible, jabón, pasta de dientes y aquellas cosas esenciales para la vida.
“(…)yo ayer decía: ¿No se han enterado ustedes que la URSS ha desaparecido? Fue de esas cosas que parecían absolutamente inconcebibles y, como he dicho otras veces, parecía extraño cuando mencioné esa posibilidad hace casi dos años y medio. Es una realidad tristísima de hoy, pero es una realidad: ¡No existe!
“(…)siempre tendrán que mirar a esta generación de cubanos con respeto y con admiración”.



“El propósito que se persigue al despenalizar la tenencia de divisa, entre otros, es el de evitar un gran trabajo policiaco, el evitar que una parte de nuestra policía esté dedicándose a perseguir divisas por toda la república y que nuestros tribunales se dediquen a sancionar gente por tener divisas. Así como se han despenalizado otras cosas, se puede despenalizar esto, es lo primero de la idea: que no constituya delito, como es hoy, tener divisas convertibles en su poder; o, incluso, abrir cuentas en divisas, si quiere tenerlas en cuentas bancarias.
“(...)captar parte importante de esas divisas; pero no captarlas confiscándolas, sino captarlas a través de redes comerciales y de servicios —esas redes ni siquiera las tenemos, aunque hay un buen número de tiendas asociadas al turismo; habría que utilizar en parte esas redes del turismo, otras redes existentes y otras instituciones que habría que crear con ese objetivo—, el propósito es recaudar divisas para el país. Eso es lo que significa en esencia la despenalización de la tenencia de divisas convertibles.



“(...) primero, llegaron las noticias de unos incidentes en el puerto, ocasionados por un grupo de personas que intentaron ocupar una lancha -que creo que no tenía ni motor, que allí la población y la policía impidieron que la tomaran- y, después del mediodía, llegaron noticias de que se estaban produciendo algunos disturbios, algunos desórdenes, evidentemente organizados en distintos lugares de la zona de Centro Habana y La Habana Vieja. Desde que tuve aquellas noticias las seguí de cerca, estaba en mi oficina y ya se dijo que alguna gente estaba lanzando piedras contra la policía, y se hablaba también de algunos disparos. (...)Entonces pregunté qué actividades se estaban haciendo. Me explicaron distintas cosas, que había habido un acto en Regla ayer por la noche, que estaban saliendo las masas a la calle a enfrentarse a estos perturbadores y que también se estaban moviendo algunas unidades de la policía para establecer el orden allí. Y, aun a riesgo de que me pudiera ganar algunas críticas, yo consideré mi deber ir donde se estaban produciendo esos desórdenes. Si realmente se estaban lanzando algunas piedras y había algunos disparos, yo quería también recibir mi cuota de piedras y de disparos.



El dinero fue acumulándose con el transcurso de los años y llegamos a tener como 11 mil millones de pesos circulando. 
(…) 
Ya se ha disminuido en más de mil millones el exceso de circulante, va empezando a valer algo nuestro pesito y el dólar, tan famoso, está perdiendo su poquito de fuerza, a pesar de que entraron menos dólares en este período, después de la crisis y todo; pero el dólar se cuela solo, ya estaba metido aquí. Venían algunos individuos que no sabíamos si realmente estaban muy gordos o era que tenían cinturones con billetes de todas clases, lo que han inventado, y la gente inventa. Antes, nosotros mismos, teníamos el peso nada más, y un día despenalizamos el dólar.


“Hemos tenido que despenalizar las divisas, que de hecho ya estaban circulando, porque ya había mucha gente que compraba —antes de despenalizarlo— en dólares, que venían por distintas vías, en diferentes tiendas, porque estaban las tiendas de los diplomáticos y se las arreglaban para comprar allí. (…) Son medidas que no nos gustan, muchas veces difíciles de comprender.
“(…) Ya les hablé de las divisas convertibles, que estaban, de hecho, circulando porque había tiendas de turismo y todas esas cosas. Mucha gente, en muchos lugares, en la zona de Varadero, iban y compraban un cochinito por dólares. Entonces era un delito andar con divisa, motivo de trabajo para la policía, que ya bastante tiene con luchar frente a los delincuentes en otras formas de delito, para andar persiguiendo por ahí una divisa convertible, y fue a todas luces más práctico, realmente, despenalizarla; claro, eso implica también desigualdades, porque hay mucha gente que tiene parientes que les envían fondos, pero hay otros que no tienen ningún pariente que les envíe nada.  Entonces, se establece una desigualdad.
“(…) Luego, el dólar con el peso.  Cualquiera con cinco dólares en ese tiempo compraba hasta más de 500 pesos, porque estaba a 140, a 150 pesos; ahora se ha rebajado, curiosamente.  Con las diversas medidas tomadas se ha ido revalorizando el peso y ya no dan tantos pesos por un dólar, pero aquello estaba por las nubes [en1995 la economía logró salir de números negativos creciendo el Producto Interno Bruto en 2%].
“(…) Hay algunas industrias que por su importancia, como la industria eléctrica, en que se han buscado algunos recursos para establecer algunos estímulos en moneda convertible —ya decimos peso convertible, ya por ahí anda circulando también algo que se llama peso convertible.
“(…) ya ustedes saben lo que es el trabajo por cuenta propia, eso no lo controla nadie, es imposible, y algunos las cosas que venden las venden muy caro, son inaccesibles; pasa un poco con el mercado agropecuario, es precio libre, y si aquí se pone el precio libre de todo, se acaba hasta la libreta, todo el engorro de la libreta y todos los apuntes; pero, ¿qué pasa con aquella gente que tiene un salario modesto en estas condiciones?
“(…) ya en un número de centros, aparte de los trabajadores del turismo, de los que están en ese sector que reciben determinadas cantidades en divisas convertibles, es creciente el número de trabajadores cubanos que reciben el peso convertible con derecho a ir también a todas esas tiendas, y en la medida que podamos se irá ampliando eso.
“(…) Algunos trabajadores por cuenta propia tienen ingresos tremendos.  Se sabe de algunos cocheros con 2 mil o 3 mil pesos de ingresos —ya tenían a varios que trabajaban para ellos, uno que le cortaba la hierba, otro que le cuidaba el caballo y el coche, como seis o siete ya—, y un ingreso de 3 mil pesos es como siete veces el salario de un profesor universitario.
“Al final —¿cuándo será ese final?—puede llegar el momento en que las monedas sean convertibles; pero eso tiene que ser en un largo período, hoy tenemos que resignarnos a los sacrificios que esto significa. Eso establece desigualdades”.


En menos de un año, la excesiva liquidez en manos de la población disminuyó en casi 2 mil 700 millones de pesos.  Se reevalúa el peso: de más de 130 pesos por dólar que se pagaban en la calle hace un año, hoy se pagan apenas 35 [la actual tasa de cambio oscila de 24 a 25 pesos por dólar].  Se avanza pues en el saneamiento de las finanzas internas.